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viernes, 17 de marzo de 2017

Traicionan a Juan Carlos I con una conversación telefónica de contenido erótico



Pese a los intentos del nuevo ministro de Interior y del jefe de los espías, algunos comisarios ahora jubilados e implicados en la guerra sucia de Interior siguen descontrolados.

Tal vez sean sus últimos coletazos mientras en los juzgados se dirimen sus más que discutibles andanzas. Pero lo cierto es que las cloacas de la Policía siguen tratando de chantajear a las instituciones en busca de su propia salvación.
Una conocida y pasada relación entre el Rey Juan Carlos y la decoradora y galerista mallorquina Marta Gayá, que se remonta a 1990, cobra de nuevo actualidad tras las revelaciones sobre los amoríos del exjefe del Estado con la vedette Bárbara Rey, fruto de la guerra de comisarios de la Policía y la cruenta y soterrada batalla entre las cloacas del Ministerio del Interior y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Y todo pese a que la llegada del nuevo responsable operativo de la Policía, el comisario Florentino Villabona, y el intenso trabajo del responsable del espionaje, el general Félix Sánz Roldán, han provocado la salida de los tres principales superpolicías de la cloaca de Interior: los comisarios Marcelino Martín BlasJosé Villarejo y Enrique García Castaño.
Sin embargo, como adelantó en exclusiva ESdiario el pasado 27 de enero, diversos dosieres con información sensible circulan fuera de control y están siendo utilizados como armas de chantaje para las cuitas judiciales que afectan a los tres comisarios citados anteriormente en diversos sumarios relativos al caso pequeño NicolásGao PingPujol o la llamada operación Cataluña.
Una de esas carpetas tiene como protagonista al Rey Juan Carlos y contiene informaciones antiguas, conocidas parcialmente pero sobre las que los medios guardaron en su día una especie de pacto de silencio. Si hace un mes fue la relación que el exjefe del Estado mantuvo con la vedette Bárbara Rey, ahora le toca el turno a los amoríos que mantuvo a partir de 1990 con la mallorquina Marta Gayá.
Según revela este miércoles OKdiario, los agentes del Departamento de Escuchas del CESID -la antigua denominación del actual CNI- tuvieron la oportunidad de interrumpir la grabación ya que el agente que controlaba el equipo escuchaba la conversación con unos cascos. Pero, en lugar de salvaguardar la confidencialidad del Monarca registró el contenido íntegro de la conversación, en la que el Rey se mostraba muy coloquial.
El amigo le recriminaba a Don Juan Carlos que los rumores y el boca a boca daban por hecho una relación secreta con Marta Gayá. Y le aseguraba que los habían visto “gente muy seria”. 
Por la conversación se deducía que algún amigo del Rey le había dejado su barco y se quejaba de haber hecho mal uso de él. “Yo le suelto: oye, un momento, tú tienes un barco, se lo prestas a un amigo y ese amigo lleva tres putas, pues tú qué tal. ‘Pues yo no volvería a prestarle el barco’. Digo, pues yo sí, mira. ‘Ah qué horror vuestra Majestad es el Rey’, me dice”.
Don Juan Carlos comentaba durante la conversación telefónica que existía un runrún con ciertas fotos y artículos, pero que “volverá a bajar el diapasón”. E insistía en la normalidad de los acontecimientos. Aquel verano de 1990 los periodistas desplazados a Mallorca para seguir el verano de la familia real ya comenzaban a comentar sotto voce los encuentros entre el Rey y la empresaria mallorquina.
Y es que desde que hace un año estallara la guerra total entre las cloacas y el CNI, el general Sánz Roldán ya había advertido a sus interlocutores en el Gobierno que todos estos informes sensibles -en varios soportes- estaban, simplemente, fuera de control.

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