La decisión de que el Centro Nacional de Inteligencia pase a depender de Vicepresidencia del Gobierno, y no del ministerio de Defensa, ha sido 'vendida' como un movimiento para 'desmilitarizar' el Centro. Pero ha habido motivos mucho más de fondo para este cambio orgánico.
Fuentes cercanas al Gobierno, explican que el proceso comenzó cuando Alberto Ruiz Gallardón rechazó la propuesta primera de Mariano Rajoy de ser nombrado ministro de Defensa.
La intención del presidente del Gobierno, en relación con el CNI, era que estuviera controlado políticamente, es decir que como responsable final hubiera alguien ‘del partido’ y, por supuesto, de su máxima confianza, con el que poder despachar, recibir información, trasladar indicaciones... Y la presencia de Ruiz Gallardón en Defensa garantizaba ese requisito.
Morenés no reúne los requisitos
Cuando hubo que buscar otra persona para el ministerio, y la opción recayó sobre el actual ministro, Pedro Morenés, se buscó una solución distinta para el CNI, porque el nuevo titular de Defensa no responde a los requisitos apuntados de vinculación estrecha con el PP y confianza de Rajoy.
Según las fuentes consultadas Morenés es un ‘desconocido’ para Rajoy. Valora su trayectoria en el ámbito de la defensa, y el hecho de ser un ‘hombre de la casa’ dentro del ministerio, como él mismo se definió, así como su capacidad de gestión y su vertiente económica. Pero no ve en él a su enlace con el CNI.
Fue entonces cuando se buscó la solución de cambiar la dependencia del Centro Nacional de Inteligencia, quitándolo de Defensa y pasándolo a la Vicepresidencia del Gobierno, que ocupa Soraya Sáenz de Santamaría.
Soraya al frente
La vicepresidenta primera reúne, con creces, todas las cualidades que pide el presidente para ser la persona que controle el Centro: está preparada técnicamente, es alguien totalmente leal, y además, al trabajar en Moncloa, va a estar siempre al lado y a su disposición.
Además, la vicepresidenta ha sido bien valorada por la cúpula del Centro. En la Casa se hacen comentarios como éste: “Parece competente aunque no conozca mucho los temas de inteligencia”.
El nuevo esquema, de control y dirección del CNI desde La Moncloa, se asemeja al modelo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, donde los servicios de inteligencia civiles responden directamente ante el presidente o vicepresidente.
Un mujer para dirigir el CNI
El paso del centro a la Vicepresidencia ha favorecido, en cierto modo, la continuidad del actual director, Félix Sanz Roldán, con el que Soraya ya se ha reunido para ponerse al día sobre el funcionamiento del Centro.
Previsiblemente, su cese en la cúpula del CNI tendrá que esperar, ya que la número dos del Gobierno está ‘deshojando la margarita’, según las fuentes consultadas por .
Entre los posibles candidatos a suceder a Sanz Roldán al frente de los servicios de inteligencia circula el nombre de una mujer. No obstante, la actual segunda del Centro, Elena Sánchez, está descartada: “Su destino puede estar en un cargo en el extranjero”.
Se apunta que la candidata puede ser alguien que conoce la Casa desde dentro y con años de experiencia en cuestiones de seguridad en el Magreb.
Fuentes cercanas al Gobierno, explican que el proceso comenzó cuando Alberto Ruiz Gallardón rechazó la propuesta primera de Mariano Rajoy de ser nombrado ministro de Defensa.
La intención del presidente del Gobierno, en relación con el CNI, era que estuviera controlado políticamente, es decir que como responsable final hubiera alguien ‘del partido’ y, por supuesto, de su máxima confianza, con el que poder despachar, recibir información, trasladar indicaciones... Y la presencia de Ruiz Gallardón en Defensa garantizaba ese requisito.
Morenés no reúne los requisitos
Cuando hubo que buscar otra persona para el ministerio, y la opción recayó sobre el actual ministro, Pedro Morenés, se buscó una solución distinta para el CNI, porque el nuevo titular de Defensa no responde a los requisitos apuntados de vinculación estrecha con el PP y confianza de Rajoy.
Según las fuentes consultadas Morenés es un ‘desconocido’ para Rajoy. Valora su trayectoria en el ámbito de la defensa, y el hecho de ser un ‘hombre de la casa’ dentro del ministerio, como él mismo se definió, así como su capacidad de gestión y su vertiente económica. Pero no ve en él a su enlace con el CNI.
Fue entonces cuando se buscó la solución de cambiar la dependencia del Centro Nacional de Inteligencia, quitándolo de Defensa y pasándolo a la Vicepresidencia del Gobierno, que ocupa Soraya Sáenz de Santamaría.
Soraya al frente
La vicepresidenta primera reúne, con creces, todas las cualidades que pide el presidente para ser la persona que controle el Centro: está preparada técnicamente, es alguien totalmente leal, y además, al trabajar en Moncloa, va a estar siempre al lado y a su disposición.
Además, la vicepresidenta ha sido bien valorada por la cúpula del Centro. En la Casa se hacen comentarios como éste: “Parece competente aunque no conozca mucho los temas de inteligencia”.
El nuevo esquema, de control y dirección del CNI desde La Moncloa, se asemeja al modelo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, donde los servicios de inteligencia civiles responden directamente ante el presidente o vicepresidente.
Un mujer para dirigir el CNI
El paso del centro a la Vicepresidencia ha favorecido, en cierto modo, la continuidad del actual director, Félix Sanz Roldán, con el que Soraya ya se ha reunido para ponerse al día sobre el funcionamiento del Centro.
Previsiblemente, su cese en la cúpula del CNI tendrá que esperar, ya que la número dos del Gobierno está ‘deshojando la margarita’, según las fuentes consultadas por .
Entre los posibles candidatos a suceder a Sanz Roldán al frente de los servicios de inteligencia circula el nombre de una mujer. No obstante, la actual segunda del Centro, Elena Sánchez, está descartada: “Su destino puede estar en un cargo en el extranjero”.
Se apunta que la candidata puede ser alguien que conoce la Casa desde dentro y con años de experiencia en cuestiones de seguridad en el Magreb.