Beatriz Méndez de Vigo, delegada en Berlín y hermana del secretario de Estado de la UE, nueva secretaria general
Tres años después de su nombramiento y cuando ya se especulaba con su próximo relevo, el director del principal servicio secreto español, el general retirado Félix Sanz Roldán, de 67 años, sigue firme en el cargo.
La mejor prueba es que el Consejo de Ministros ha dado este viernes luz verde a la sustitución de su número dos, Elena Sánchez Blanco, cuyo puesto ocupará otra mujer, Beatriz Méndez de Vigo, hermana del secretario de Estado para la Unión Europea, Íñigo.
Elena Sánchez accedió a la Secretaría General del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en junio de 2008, con el anterior director, Alberto Saiz. Cuando el general Sanz desembarcó en el servicio secreto, en julio de 2009, tras una grave crisis interna que acabó con la dimisión de su antecesor, no solo la mantuvo sino que la reforzó, convirtiéndola en su mano derecha.
No parece que su relevo ahora responda a una pérdida de confianza, ya que Elena Sánchez irá destinada a uno de los puestos más relevantes del CNI: jefa de la delegación en Washington y, como tal, interlocutora con la CIA y los demás servicios de inteligencia estadounidenses.
Para sustituirla, Sanz ha elegido a otra mujer: Beatriz Méndez de Vigo Montojo. Nacida en 1958 y licenciada en Derecho por la Universidad Complutense, ingresó en el entonces Centro Superior de Información para la Defensa (Cesid) en 1983. Ha trabajado como analista en la División de Inteligencia Exterior y en la de Contraespionaje y ha dirigido el departamento que se ocupa de las relaciones con los servicios secretos extranjeros. Desde 2011, era la representante del CNI en Berlín (Alemania). Se da la circunstancia de que los cuatro últimos secretarios generales del servicio secreto han sido mujeres.
El puesto de secretario general es el único de la estructura del CNI que no designa directamente el general Sanz, aunque está reservado a profesionales del servicio secreto. Al tener categoría de subsecretario, su nombramiento corresponde al Consejo de Ministros, a propuesta de la vicepresidenta y ministra de Presidencia, Soraya Saénz de Santamaría, de quien depende desde el inicio de la actual legislatura el centro de inteligencia, antes adscrito a Defensa.
Los destinos del CNI en el extranjero se preparan con mucha antelación, por lo que hace meses que en el servicio secreto se sabía que Sánchez ocuparía la plaza de Washington. El problema es que su marcha estaba condicionada a su previo relevo en la Secretaría General y no tenía sentido cambiar al número dos del CNI si el número uno también iba a cambiar en breve. Por eso, el cambio se interpreta como una consolidación del general Sanz, al menos a corto plazo.
Cuando, hace una semana, coincidiendo con la sustitución de los jefes de los ejércitos, Santamaría fue preguntada por un posible cambio al frente del CNI, respondió asegurando que no había que mezclar ambos relevos. Lo cierto es que, como secretario de Estado, Sanz es la única persona que formó parte del Gobierno de Zapatero y también forma parte del de Rajoy.
Ello se debe a la naturaleza de las misiones que tiene encomendadas. El CNI llevó el peso de las negociaciones que condujeron a la liberación de los cooperantes Ainhoa Fernández y Enric Gonyalons, el pasado 18 de julio, tras nueves meses en manos de una facción de Al Qaeda.
Por otra parte, el Consejo de Ministros nombró ayer al almirante Teodoro López Calderón comandante del Mando de Operaciones, responsable de las tropas españolas desplegadas en el exterior. López Calderón, de 58 años, sustituye al general Jaime Domínguez Buj, nuevo jefe del Ejército de Tierra, de quien era número dos como jefe de su Estado Mayor. Es la primera vez que un marino ocupa la jefatura del Mando de Operaciones desde su creación.
La mejor prueba es que el Consejo de Ministros ha dado este viernes luz verde a la sustitución de su número dos, Elena Sánchez Blanco, cuyo puesto ocupará otra mujer, Beatriz Méndez de Vigo, hermana del secretario de Estado para la Unión Europea, Íñigo.
Elena Sánchez accedió a la Secretaría General del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en junio de 2008, con el anterior director, Alberto Saiz. Cuando el general Sanz desembarcó en el servicio secreto, en julio de 2009, tras una grave crisis interna que acabó con la dimisión de su antecesor, no solo la mantuvo sino que la reforzó, convirtiéndola en su mano derecha.
No parece que su relevo ahora responda a una pérdida de confianza, ya que Elena Sánchez irá destinada a uno de los puestos más relevantes del CNI: jefa de la delegación en Washington y, como tal, interlocutora con la CIA y los demás servicios de inteligencia estadounidenses.
Para sustituirla, Sanz ha elegido a otra mujer: Beatriz Méndez de Vigo Montojo. Nacida en 1958 y licenciada en Derecho por la Universidad Complutense, ingresó en el entonces Centro Superior de Información para la Defensa (Cesid) en 1983. Ha trabajado como analista en la División de Inteligencia Exterior y en la de Contraespionaje y ha dirigido el departamento que se ocupa de las relaciones con los servicios secretos extranjeros. Desde 2011, era la representante del CNI en Berlín (Alemania). Se da la circunstancia de que los cuatro últimos secretarios generales del servicio secreto han sido mujeres.
El puesto de secretario general es el único de la estructura del CNI que no designa directamente el general Sanz, aunque está reservado a profesionales del servicio secreto. Al tener categoría de subsecretario, su nombramiento corresponde al Consejo de Ministros, a propuesta de la vicepresidenta y ministra de Presidencia, Soraya Saénz de Santamaría, de quien depende desde el inicio de la actual legislatura el centro de inteligencia, antes adscrito a Defensa.
Los destinos del CNI en el extranjero se preparan con mucha antelación, por lo que hace meses que en el servicio secreto se sabía que Sánchez ocuparía la plaza de Washington. El problema es que su marcha estaba condicionada a su previo relevo en la Secretaría General y no tenía sentido cambiar al número dos del CNI si el número uno también iba a cambiar en breve. Por eso, el cambio se interpreta como una consolidación del general Sanz, al menos a corto plazo.
Cuando, hace una semana, coincidiendo con la sustitución de los jefes de los ejércitos, Santamaría fue preguntada por un posible cambio al frente del CNI, respondió asegurando que no había que mezclar ambos relevos. Lo cierto es que, como secretario de Estado, Sanz es la única persona que formó parte del Gobierno de Zapatero y también forma parte del de Rajoy.
Ello se debe a la naturaleza de las misiones que tiene encomendadas. El CNI llevó el peso de las negociaciones que condujeron a la liberación de los cooperantes Ainhoa Fernández y Enric Gonyalons, el pasado 18 de julio, tras nueves meses en manos de una facción de Al Qaeda.
Por otra parte, el Consejo de Ministros nombró ayer al almirante Teodoro López Calderón comandante del Mando de Operaciones, responsable de las tropas españolas desplegadas en el exterior. López Calderón, de 58 años, sustituye al general Jaime Domínguez Buj, nuevo jefe del Ejército de Tierra, de quien era número dos como jefe de su Estado Mayor. Es la primera vez que un marino ocupa la jefatura del Mando de Operaciones desde su creación.