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viernes, 2 de enero de 2015

La penetración del crimen organizado en la política preocupa al CNI

La penetración del crimen organizado en la política preocupa al CNI




Los servicios de inteligencia españoles, el CNI, buscan cómplices en la sociedad para ampliar su eficacia. Alianzas, análisis de situación y retos futuros han sido objeto de un congreso celebrado en la Universidad de Cádiz, que junto con las de Barcelona y Madrid constituyen el «eje de un proyecto de desarrollo de la cultura de la inteligencia», la cátedra de seguridad UCA-Eulen, que dirige el profesor Antonio Díaz, titular de Ciencia Política.
Se trata de un proyecto auspiciado por el Ministerio de la Presidencia, al que se ha incorporado la Universidad gaditana como eje andaluz y que se considera pionero en Europa. Se trata de «abrir la labor de los servicios de inteligencia a la sociedad, un poco por relaciones públicas, pero también porque tres mil funcionarios no pueden proteger a un país», explica Antonio Díaz. Se busca también «dar soporte a las empresas e cara a futuros negocios y colaborar con otras partes de la sociedad, universidades, centros culturales, tanto para obtener información, aunque no es el objetivo esencial, sino para hacer comprender cuál es la función de los servicios y cómo asesorar mejor al gobierno sobre problemas, riesgos y amenazas del país».
Un ejemplo es el caso de Sony: «un país solo no puede evitar que roben patentes, es preciso que la universidad o la empresa desarrolle protocolos de seguridad adecuados».
«Si la sociedad no conoce lo que hacen sus servicios de inteligencia difícilmente pueden colaborar con ellos», concluye. La confidencialidad inherente a los espías no es problema para esta apertura, asegura, porque apenas es ‘top secret’ un 20% de la información que manejan: «el 80% es abierto, el resto supone una parte reducida pero que es la que da la calidad, para saber si los procesos que se producen.
                               

Corrupción y crimen
Las principales amenazas que se ciernen sobre el país comienzan por «el terrorismo y el crimen organizado, que creo más peligroso. El primero puede tener ataques puntuales muy dolorosos, pero estamos viendo que el crimen organizado empieza a penetrar. Hay tres elementos, la política, la judicatura y la Policía. Vemos que ya está en la política y es preciso evitar su avance. La calidad de la democracia desciende», advierte Díaz. A su juicio, «la corrupción política tiene todo de crimen organizado. Hay una pequeña corrupción, que es una desviación moral individual, pero para comprar voluntades tiene que haber mucho dinero detrás. Uno compra porque quiere algo. Todo lo que hay de los grandes casos de corrupción política es crimen organizado».
En Andalucía se detecta como grandes riesgos la presencia de mafias rusas, que «llevan en la Costa del Sol desde los años 80. Los americanos preguntaban ya entonces por qué compraban tantas propiedades ahí, porque ya empezaba el blanqueo». También cita las mafias italianas de la costa: «los grandes capos viven allí y muchos locales de hostelería de la zona son de blanqueo».
En cuanto al terrorismo, el profesor Díaz analiza el riesgo por la proximidad de Ceuta y Melilla y cree que ha cambiado el concepto: parecía que éramos zona de paso, de abastecimiento o refugio, de entrada y salida de terroristas en potencia, pero se ha visto que también somos objetivo. Las fuerzas de Seguridad contemplan el yihadismo como alto riesgo por la posibilidad de actuación individual: «Antes eran grupos organizados, luego las redes de Al Qaeda y ahora el lobo solitario que se autorradicaliza con Internet y que si hace un viaje ya ve su sociedad desde el exterior y crea una franquicia. Es muy difícil de detectar».
Ciberataques y otros retos
La posibilidad de sufrir «un Pearl Harbour cibernético» es otra de las alertas estudiadas en el congreso celebrado en la UCA. Los agentes del CNI «llevan tiempo preparándose» para ello, que supondría un colapso con unas pérdidas incalculables. ¿Qué otros riesgos se vislumbran? Díaz explica que «unos de los puntales de los servicios de inteligencia es trabajar con asuntos que ni siquiera sabemos. Ucrania, salvo para unos pocos analistas, no era un problema». Pero sí advierte tendencias globales: «se atisban problemas con la gestión del agua, de pequeños grupos de corte nihilista o de extrema izquierda que puedan atentar contra entidades financieras» y la evolución hacia un mundo multipolar, más difícil de gestionar, en el que los conflictos regionales van a tener más incidencia, ya que un informe estadounidense revela que «para 2030 ya EE.UU no va a ser un actor relevante».
Por último, el congreso conoció el futuro servicio de espionaje europeo, con la intervención de Ilkka Salmi, director del Centro de Análisis e Inteligencia de la UE.