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lunes, 11 de mayo de 2015

Acusan a Merkel de respaldar espionaje



El escándalo sobre la colaboración de los servicios de inteligencia alemanes con la Agencia de Seguridad Nacional de EUA puede provocar una crisis sin precedente en la moderna historia política.

Cuando la canciller alemana, Angela Merkel, tuvo la certeza, en octubre de 2013, de que las conversaciones telefónicas que realizaba desde su celular habían sido interceptadas por la Agencia de Seguridad Nacional estadunidense (NSA), pronunció una frase que aún se recuerda en Berlín y en otras capitales europeas y que se ha convertido en un arma de doble filo para la mujer más poderosa del mundo. “Le dije al presidente Obama que espiar a los amigos es totalmente inaceptable”, confesó la canciller.

Desde entonces corrió mucha agua bajo los puentes del río Spree de Berlín y todo parecía indicar que el terremoto mediático desatado por las revelaciones del exempleado de la NSA Edward Snowden, sobre el espionaje realizado por la agencia estadunidense en territorio alemán, había caído en el olvido.

Pero la aparente paz que reinaba en la capital de Alemania estalló por los aires hace dos semanas, cuando la revista Der Spiegel descubrió que la NSA había realizado durante años una exitosa y sofisticada labor de vigilancia y espionaje en Europa, gracias a la ayuda de sus colegas alemanes del Bundesnachrichtendienst (BND).

El nuevo escándalo se inició cuando los técnicos de la NSA, posiblemente hace diez años, entregaron a sus colegas del BND los llamados “selectores”, una herramienta informática que incluye números de celulares, direcciones IP de conexiones informáticas y de correo electrónico, que permitieron al BND espiar a políticos y empresas europeas. Las informaciones que obtuvieron los espías alemanes fueron entregadas a la NSA.

Como suele suceder en los escándalos relacionados con el espionaje internacional, las informaciones comenzaron a fluir gota a gota y día tras día a las páginas de los principales medios germanos. El goteo de informaciones, junto con revelar la dimensión del escándalo, adquirió una connotación diferente cuando se supo que la Cancillería, el centro de poder de Alemania, había sido informada en 2010 sobre la colaboración del BND con la NSA y, peor aún, que no había adoptado medidas contundentes para prohibirle al BND que siguiera espiando para la agencia estadunidense.

El escándalo asumió una dimensión europea cuando varios medios se enteraron de que los llamados selectores que utilizaba el BND habían logrado interceptar comunicaciones de altos funcionarios del gobierno francés, incluido personal del Palacio del Elíseo, de la Comisión Europea, del gobierno austriaco y habían logrado infiltrarse en el corazón de AIRBUS para conocer los secretos de la compañía.

Fue entonces cuando la famosa frase pronunciada por la canciller Merkel, en octubre de 2013, adquirió una fulminante y peligrosa actualidad, provocado una crisis política en el seno del gobierno alemán y amenaza con dinamitar la credibilidad de la mujer más poderosa del planeta. ¿Autorizó o consintió Angela Merkel que el BND, con la ayuda de la NSA, espiara a sus principales aliados políticos?

El lunes pasado, Sigmar Gabriel, el líder del SPD y número dos del gobierno, confesó que en dos ocasiones le había preguntado a Merkel si el BND había realizado, por encargo de la NSA, espionaje industrial. “Las dos veces me lo negó”, señaló el actual vicecanciller. “No me cabe la menor duda de que la canciller respondió correctamente a mis preguntas. De no ser así, y si el BND hubiera participado de verdad en el espionaje económico, esto hipotecaría gravemente la confianza que la economía alemana tiene en la dirección del Estado y sería una pesada carga para mantener la confianza”, añadió.

“Gabriel no le creyó a la canciller”, advirtió el influyente periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung, que calificó las declaraciones del vicecanciller, como una trampa destinada a minar la credibilidad de la canciller. “El líder del SPD le puso una trampa ante la posibilidad de que Merkel lo hubiera engañado o se hubiera expresado de forma poco precisa”.

Las declaraciones de Gabriel surgieron en un momento crítico para la credibilidad de Merkel y de los altos funcionarios de la cancillería, encargados de controlar el trabajo de los servicios de inteligencia, y marcaron el comienzo de la primera gran crisis en el seno del gobierno de gran coalición, Por primera vez desde que asumió el nuevo gobierno en diciembre de 2013, el principal socio político de Merkel, sugería que la canciller podría haberle mentido y se atrevía a invadir un terreno que no era el suyo.

Gabriel señaló que el consorcio EADS, rebautizado como Grupo AIRBUS, había sido espiado por la NSA-BND, una afirmación destinada a sugerir que la Cancillería mentía y, al mismo tiempo, cuestionar el trabajo que está realizando Merkel para esclarecer el escándalo.

La canciller ha rechazado, hasta el momento, ofrecer a la opinión pública detalles del trabajo de espionaje realizado por la NSA y el BND y señaló que los servicios secretos tenían la costumbre de trabajar “en forma secreta”.

“La alianza recibió un golpe del cual difícilmente podrá recuperarse”, señaló Der Spiegel en su edición web, al comentar las declaraciones de Sigmar Gabriel. “Se acabó la armonía. Gabriel le puso una trampa y ahora ella tiene que mantener su palabra de que el BND no le ayudó a la NSA a realizar espionaje industrial. Si se demuestra lo contrario, la credibilidad de Merkel quedará hecha pedazos”.

El inédito ataque de Gabriel a Merkel no fue gratuito y tiene una explicación de carácter personal y político. El líder del SPD desea ser candidato a la cancillería en 2017, pero según todas las encuestas publicadas hasta el momento su partido no tiene ninguna posibilidad de derrotar a la actual jefa de gobierno alemán. Cuando estalló el escándalo del espionaje y quedó claro que altos funcionarios del gobierno, cercanos a la canciller, habían cometido errores graves, Gabriel entendió que había llegado el momento para minar la credibilidad de la canciller.

Aún no está claro si Gabriel tendrá éxito en su delicada maniobra política para socavar el pedestal de Merkel, pero nadie duda en Berlín que su indiscreción fue calculada y que el “quiebre de confianza” fue una doble declaración de guerra.

Por una parte, Gabriel hizo saber a su partido que está dispuesto a enfrentar a Merkel en las elecciones de 2017 y, en el caso de una derrota, sugirió que ya no volvería a ocupar el cargo de vicecanciller a causa de la pérdida de confianza.

Aunque todavía no hay indicios de un complot protagonizado por el SPD y los dos partidos de oposición, Los Verdes y La Izquierda, para socavar la credibilidad de la canciller, el escándalo puede convertirse en un grave asunto de Estado y provocar una crisis sin precedentes en la moderna historia política del país.

Hace una semana, los portavoces de Los Verdes y del partido La Izquierda en una comisión parlamentaria que investiga el espionaje, Kontstantin von Notz y Martine Renner, respectivamente, amenazaron con llevar al gobierno ante la justicia si no entregaba la lista completa de los selectores, la herramienta informática diseñada por la NSA y que era utilizada por el BND para espiar a políticos y empresas europeas, pero también a gobiernos amigos como el de Francia y Austria.

“Si no tenemos acceso a la lista vamos a proceder legalmente”, señaló Von Notz al periódico Welt am Sonntag.

Las revelaciones periodísticas convencieron a los ejecutivos de AIRBUS y al gobierno de Austria de presentar una querella, mientras que la fiscalía general alemana anunció que estudia la posibilidad de abrir una investigación oficial para determinar si el BND violó las leyes al colaborar con la NSA y si el servicio de inteligencia alemán cometió un delito al borrar 12 mil capturas de datos que contenían informaciones sobre altos funcionarios franceses, tal como lo reveló Der Spiegel en su más reciente número.

La lista era explosiva y cuando el funcionario que la descubrió, en septiembre de 2013, pidió instrucciones a sus superiores para saber qué hacía con ella, recibió una respuesta categórica: “bórrela”.

España, nido de espías

 
 

Seguridad Nacional advierte de que la "tradicional agresividad de algunos servicios de inteligencia" se ha recrudecido en los últimos meses

  • El órgano asesor de Rajoy apunta sin disimulo, entre otros, a agentes rusos que buscan información sobre estrategias de la OTAN y la UE

  • El CNI avisó hace semanas de que se había desatado una campaña de ciberespionaje contra altos cargos del Gobierno y responsables de sectores sensibles



  • No son novelas de John le Carré, Graham Greene o Ian Fleming, son los informes oficiales que llegan cada día a la Moncloa. No son países lejanos ni la guerra fría de los sesenta, es España, es el año 2015 y los 'agentes 007' no toman 'martinis agitados', se dedican al ciberespionaje de los sectores más sensibles del país.
    El Departamento de Seguridad Nacional (DSN) y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), las dos columnas vertebrales de la inteligencia del país, vienen advirtiendo desde hace semanas que España, no solo se ha convertido en un nido de espías, sino que estos "servicios extranjeros" son cada vez más hostiles contra los intereses nacionales y no dudan, incluso, en intentar entrar en los dispositivos telemáticos de los altos cargos del Gobierno. Los informes de estos dos organismos no citan a ningún país en particular, aunque dan a entender sin ambages que hablan de Rusia. Sí que son más explícitos los papeles restringidos que señalan al Kremlin como actor principal de esta campaña de hostigamiento y en particular al Sluzhba Vneshney Razvedki, SVR, el Servicio de Inteligencia Exterior ruso, según explican fuentes gubernamentales españolas.
    La situación de esta 'guerra silenciosa' ha llegado hasta tal punto, que los documentos no clasificados del DSN y el CNI han comenzado a alertar de que los espías se han convertido en una "amenaza para la seguridad nacional", casi al mismo nivel que el regreso de los yihadistas retornados de Siria o Iraq o la implantación de grupos de criminalidad organizada.
    El aviso sin precedentes está en el último informe que el Departamento de Seguridad Nacional -el gabinete que desde 2012 asesora a Mariano Rajoy sobre los riesgos para el país- aprobó a finales de abril. Los servicios de inteligencia, intencionadamente, no se andan por las ramas e insinúan sin demasiados tapujos que el problema fundamental es Moscú. "La tradicional agresividad de algunos de los servicios de inteligencia, cuya actividad en España está constatada, se ha visto incrementada a lo largo de 2014 como consecuencia de la aparición o continuidad de determinadas crisis internacionales y conflictos bélicos con incidencia directa en sus países correspondientes".
    Fuentes gubernamental confirmaron lo evidente: que España no mantiene "relaciones fluidas" con países como Venezuela o Cuba y que a veces ha tenido "crisis puntuales" con otros estados como Marruecos o China. Pero que es Rusia el único país con relaciones complicadas con España, que ya ha tenido antecedentes probados de espionaje contra los intereses nacionales y que está envuelto en un "conflicto bélico". "Blanco y en botella", resumen con sorna estos responsables del Ejecutivo.
    "Relevante"
     Según los documentos del DSN, esos «servicios de inteligencia» consideran "clave" la actuación de sus agentes contra intereses españoles para la "obtención de información relevante para sus intereses nacionales en los planos político, económico y militar". Particularmente, explican fuentes de Defensa, esos espías han tratado en los últimos meses de obtener información de España, como miembro de la OTAN y la UE, en relación al conflicto con Ucrania.
     Seguridad Nacional insiste en un dato clave que ya revelaban días antes documentos de CNI: los intentos de obtener información por parte de los "servicios" de otros países son principalmente a través del ciberespionaje a altos cargo del Gobierno o empresas sensibles. O sea, en palabras del DSN, "lanzar a través del ciberespacio ataques contra organismos de la administración pública o empresas de sectores estratégicos".
    "La amenaza del ciberespionaje ha alcanzado durante 2014 la máxima intensidad conocida hasta la fecha y ha supuesto, sin duda, la mayor amenaza para la ciberseguridad de los intereses nacionales", explicaba un reciente informe del Centro Criptológico Nacional (CCN), el organismo dependiente del Centro Nacional de Inteligencia y encargado de velar por la seguridad informática en el país.
    Los técnicos de los servicios secretos españoles ya avisaban entonces que "varios ministros y secretarios de Estado del Gobierno sufrieron diversas campañas de ataque dirigidas contra móviles y ordenadores personales de esos altos cargos del Ejecutivo". Detrás de estas agresiones, explicaban los documentos del CNI, no estaban ni terroristas ni hackers convencionales, eran llevadas a cabo, principalmente, a través de "un correo electrónico dañino" que buscaba hacerse con información sensible para la seguridad nacional, tratando de llegar a "materia reservada" custodiada por organismos oficiales.
    Revisión continua
    Los últimos informes remitidos a Rajoy por el DSN insisten en que el "incremento significativo de esta actividad (contra España) de los servicios de inteligencia en el corto y medio plazo ha obligado al contraespionaje nacional a revisar continuamente los protocolos" para mantener el máximo "control" sobre los movimientos de esos espías.
    La contrainteligencia española está volcada sobre todo, revelan esos documentos oficiales, en hacer ver a los responsables del Gobierno y de los sectores sensibles de que el riesgo de ser espiado no es parte de una novela. "La sensibilización del personal de las administraciones públicas, empresas y organizaciones en el tratamiento de la información clasificada", incluidos "altos cargos de la Administración General del Estado" ha sido una prioridad del los servicios secretos españoles, según el Departamento de Seguridad Nacional.
    Otro de los flancos que preocupa, y mucho, a los servicios secretos es la seguridad de las tropas españolas en el extranjero, particularmente las desplegadas en el Líbano y en Afganistán. Los informes que llegan a la Moncloa insisten una y otra vez en los "esfuerzos en materia de contrainteligencia y seguridad dirigidos a apoyar los contingentes militares españoles desplegados en el exterior".
    El Centro Nacional de Inteligencia no ofrece datos de cuántas antenas y personas tiene en esas zonas, pero da a entender que, junto a la localización de los espías que operan en España, es otra de las prioridades básicas actuales de los servicios secretos.