Nuevos datos obtenidos por El Confidencial Digital sobre el incidente, que tanta repercusión mediática tuvo porque la escena fue captada por una cámara de televisión y difundida a toda España, confirman que tras la escena se encontraba una operación del Centro Nacional de Inteligencia. Así lo aseguran fuentes involucradas en la misión que, cuestionadas por el asunto, lo confirman de manera discreta.
Aquel día, todos los informativos abrieron con las imágenes de un supuesto incidente de tráfico entre un oficial del Ejército de Tierra y un agente de la Guardia Civil. Tras un presunto intento de atropello –“que sí sucedió”, aseguran las fuentes consultadas-, el agente de la Benemérita saltó al capó del todoterreno del militar y le encañonó, instándole a que apagara el motor de su coche. Posteriormente llegarían unos agentes de la Policía Municipal, también con el arma en la mano
Poco a poco, el extraño suceso fue aclarándose. El ‘agente’ de la Guardia Civil era en realidad un comandante, destacado miembro operativo del CNI. El Centro trató de desviar la atención sobre lo sucedido, asegurando que era la Benemérita quien tendría que depurar posibles responsabilidades derivadas de la conducta del agente. De hecho, se negó que estuviera en una misión dependiente del Centro.
Prácticas ‘poco ortodoxas’
Sin embargo, y como constató en su día ECD –ver aquí-, ni siquiera se abrió expediente informativo en las dependencias centrales de la Guardia Civil. El motivo: el comandante sí se encontraba en una comisión de servicio especial encuadrado en el Centro Nacional de Inteligencia.
Fuentes de la inteligencia española, consultadas por El Confidencial Digital, aseguran que el teniente coronel estaba siendo seguido e investigado por el Centro. Se trataba de reunir pruebas sobre él, tras detectarle algunas prácticas “poco ortodoxas” que las fuentes consultadas no quieren detallar.
Otras fuentes, estas de ámbito castrense, confirman que el militar había tenido ciertos incidentes ‘disciplinarios’, que le habían generado algunos problemas con la cadena de mando. De hecho, aseguran que protagonizó otro incidente similar en la puerta del Cuartel General del Ejército de Tierra.
Un ‘chicharra’ en el todoterreno
Días más tarde del incidente del encañonamiento, ECD comprobó la perplejidad que habían provocado las imágenes entre personal de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Sobre todo, por la existencia de un tercer personaje inesperado en aquellas imágenes: un motorista empuñando un arma, sin quitarse el casco, y que parecía manipular algo en el pontón de la rueda trasera del todoterreno -léalo aquí-.
Ahora, fuentes de la ‘Casa’ –el CNI- confirman que, efectivamente, en ese paso de rueda se encontraba una ‘chicharra’, como se denomina en el argot de las Fuerzas de Seguridad a las balizas de seguimiento por GPS.
Aseguran, además, que quien la manipulaba era un compañero del Centro involucrado en la operación.
Evitan precisar si se estaba recolocando o retirando antes de que el vehículo fuera retirado por la grúa municipal y trasladado a un depósito de la Policía Local de Madrid.
Aquel día, todos los informativos abrieron con las imágenes de un supuesto incidente de tráfico entre un oficial del Ejército de Tierra y un agente de la Guardia Civil. Tras un presunto intento de atropello –“que sí sucedió”, aseguran las fuentes consultadas-, el agente de la Benemérita saltó al capó del todoterreno del militar y le encañonó, instándole a que apagara el motor de su coche. Posteriormente llegarían unos agentes de la Policía Municipal, también con el arma en la mano
Poco a poco, el extraño suceso fue aclarándose. El ‘agente’ de la Guardia Civil era en realidad un comandante, destacado miembro operativo del CNI. El Centro trató de desviar la atención sobre lo sucedido, asegurando que era la Benemérita quien tendría que depurar posibles responsabilidades derivadas de la conducta del agente. De hecho, se negó que estuviera en una misión dependiente del Centro.
Prácticas ‘poco ortodoxas’
Sin embargo, y como constató en su día ECD –ver aquí-, ni siquiera se abrió expediente informativo en las dependencias centrales de la Guardia Civil. El motivo: el comandante sí se encontraba en una comisión de servicio especial encuadrado en el Centro Nacional de Inteligencia.
Fuentes de la inteligencia española, consultadas por El Confidencial Digital, aseguran que el teniente coronel estaba siendo seguido e investigado por el Centro. Se trataba de reunir pruebas sobre él, tras detectarle algunas prácticas “poco ortodoxas” que las fuentes consultadas no quieren detallar.
Otras fuentes, estas de ámbito castrense, confirman que el militar había tenido ciertos incidentes ‘disciplinarios’, que le habían generado algunos problemas con la cadena de mando. De hecho, aseguran que protagonizó otro incidente similar en la puerta del Cuartel General del Ejército de Tierra.
Un ‘chicharra’ en el todoterreno
Días más tarde del incidente del encañonamiento, ECD comprobó la perplejidad que habían provocado las imágenes entre personal de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Sobre todo, por la existencia de un tercer personaje inesperado en aquellas imágenes: un motorista empuñando un arma, sin quitarse el casco, y que parecía manipular algo en el pontón de la rueda trasera del todoterreno -léalo aquí-.
Ahora, fuentes de la ‘Casa’ –el CNI- confirman que, efectivamente, en ese paso de rueda se encontraba una ‘chicharra’, como se denomina en el argot de las Fuerzas de Seguridad a las balizas de seguimiento por GPS.
Aseguran, además, que quien la manipulaba era un compañero del Centro involucrado en la operación.
Evitan precisar si se estaba recolocando o retirando antes de que el vehículo fuera retirado por la grúa municipal y trasladado a un depósito de la Policía Local de Madrid.
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