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jueves, 31 de marzo de 2011

Fuerzas especiales e inteligencia, claves en el conflicto libio









La presencia de agentes de inteligencia y de miembros de fuerzas especiales occidentales entre los insurgentes libios, previsible según los expertos aunque desmentida oficialmente, es una de las claves del conflicto.
Oficialmente, la coalición no cuenta con hombres sobre el terreno en Libia. Pero a finales de febrero, la prensa inglesa ya hablaba de la intervención de hombres del SAS --las fuerzas especiales del ejército británico-- para sacar a cientos de empleados de grandes compañías petroleras aislados en el desierto.
Desde entonces, la coalición desmiente toda implicación de agentes occidentales entre los insurgentes libios. En la Dirección General de la Seguridad Exterior (DGSE), los servicios de inteligencia franceses, se limitan a repetir la fórmula habitual: "No comentamos nuestras operaciones reales o supuestas".
Sin embargo, para los especialistas del espionaje, la presencia en tierra de agentes en este tipo de conflictos es "una constante en la historia militar".
"Dado el carácter sulfuroso de esta intervención y las críticas del mundo árabe, es muy complicado desplegar las llamadas fuerzas convencionales", destaca Pascal Le Pautremat, especialista del mundo árabe y colaborador de la revista "Défense" del Instituto de Altos Estudios de Defensa Nacional (IHEDN), con sede en París.
"Es más sensato hacer intervenir a equipos pequeños, muy discretos, que aporten su habilidad operativa en materia de instrucción, encuadramiento y orientación puramente táctica", añade.
Esos equipos tendrían entre "cinco y doce personas" y contarían con potentes sistemas de transmisión. Su objetivo sería "determinar objetivos" para permitir a los aviones de la coalición afinar sus ataques. Esos agentes infiltrados operarían de noche para calibrar el potencial de hombres y blindados de las fuerzas de Muamar Gadafi, y para aconsejar a los insurgentes o enseñarlos a manejar armas antitanques.
Dicha presencia en tierra es especialmente necesaria si se tiene en cuenta que la coalición quiere evitar pérdidas civiles.
"Cuantos más hombres haya en el terreno, menos riesgo hay de equivocarse", comenta Pascal Le Pautremat.
Desde el inicio de los ataques en Libia el 19 de marzo, la coalición no ha dado parte de ningún incidente grave en el que hubiera civiles implicados, al contrario de lo ocurrido en la campaña de Afganistán, donde las víctimas civiles se cuentan por centenares a menudo por falta de información.
La pregunta que se plantea es que haya espías desplegados en Bengasi, el bastión de la oposición a Gadafi en el este del país.
"En este tipo de situaciones, es de prever que todo servicio de inteligencia digno de ese nombre esté posicionado en Bengasi para ver lo que pasa allí", confía un especialista de inteligencia, que prefiere el anonimato.
Según él se trataría de agentes y militares de países de la coalición, como Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, y también de Alemania, Rusia e Israel, dotados de servicios de inteligencia muy fuertes.
"De todos modos", recuerda Pascal Le Pautremat, "hay elementos posicionados desde hace años en la región, en África occidental y central, y en la zona del Magreb, donde se libra la batalla contra AQMI (Al Qaida en el Magreb Islámico)".

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