Los cables de Wikileaks revelan que Clinton minusvalora a la inteligencia española por ser «incapaz de evaluar la fiabilidad de sus fuentes»
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) lleva años volcado en facilitar información operativa a Estados Unidos sobre Al-Qaida y sus movimientos, tanto en España como en el extranjero. Los cables de la diplomacia norteamericana hechos públicos por Wikileaks dan cuenta de una estrecha colaboración entre Washington y los servicios policiales y de inteligencia de España para enfrentarse a la red de Osama Bin Laden. Una cooperación que, aun si cabe, se intensificó más a raíz de los atentados del 11-M en Madrid.
Estados Unidos, a la vista de estos informes, sí valora la información que sobre España le facilita el Ministerio del Interior, muy en particular sobre los 'yihadistas' en Cataluña, pero desprecia abiertamente las alertas que proporciona el CNI sobre las amenazas de Al-Qaida en el norte de África.
Hay varios documentos que son displicentes con la información que llega de la inteligencia española sobre el Sahel, pero hay un cable especialmente sangrante para los espías españoles y lleva la firma de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el 29 de junio de 2009. Se trata del resumen diario de alertas de seguridad en las legaciones estadounidenses en todo el planeta. En este documento, Clinton avisa en varias ocasiones de las informaciones que apuntan a que Al-Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) puede intentar atentar contra intereses norteamericanos en Mauritania.
Todos los avisos que reciben sobre esa supuesta ofensiva de fuentes propias o de otros servicios 'amigos' son calificados de «creíbles» e incluso Washington ordena de inmediato extremar las medidas de seguridad de sus ciudadanos y sedes. No sucede así con los avisos del CNI, que se ponen, cuanto menos, en cuarentena.
«Según el servicio nacional de inteligencia española (CNI), una fuente no identificada les ha informado de que AQMI planeó secuestrar a un ciudadano norteamericano no identificado en Nouakchott la noche del 27 de junio. Un funcionario del CNI proporcionó la información durante el transcurso de una reunión de enlace de rutina», reza un informe.
Y a partir de aquí, las críticas. «No hay más detalles adicionales sobre esta información», lamenta la secretaria de Estado norteamericana, que achaca la vaguedad del aviso a que los espías españoles son «incapaces de evaluar la fiabilidad de sus fuentes».
Los reproches no se quedan ahí y Clinton se queja de que habitualmente es difícil creer las revelaciones del CNI porque en realidad «no conocemos, en cualquier caso, los procedimientos de validación que utiliza el servicio español para evaluar sus fuentes».
Finalmente, no hubo intento de secuestro de un ciudadano estadounidense, aunque los cables posteriores no desvelan si fue porque el aviso del CNI lo frustró o porque la información era errónea.
Cinco meses antes
Se da la circunstancia que el cable en el que Clinton se queja de la falta de rigor de la información de las 'antenas' del Centro Nacional de Inteligencia en Mauritania sobre los movimientos del AQMI está redactado justo cinco meses antes de que esta misma franquicia de Al-Qaida en el norte de África secuestrara a los cooperantes catalanes Albert Vilalta, Roque Pascual y Alicia Gámez, cuando viajaban el 29 de noviembre de 2009 por la carretera que une Nouakchott con Nuadibú.
Para entonces, el Ministerio de Asuntos Exteriores ya había advertido del peligro genérico de secuestro de occidentales en la zona, pero la diplomacia española no lanzó ningún aviso particular sobre que el AQMI planeara una acción contra el grupo de cooperantes catalanes.
Durante los nueve meses del secuestro de los miembros de Barcelona Acció Solidària, España movilizó a decenas de miembros del CNI en la zona.
Según fuentes diplomáticas, el Gobierno tuvo ayuda primordialmente de los servicios de información franceses, argelinos y mauritanos. En los cables de Wikileaks conocidos hasta ahora no consta que la inteligencia norteamericana facilitara información trascendente sobre los españoles secuestrados.
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