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domingo, 14 de julio de 2013

Microsoft ayudó a la Agencia Nacional de Seguridad a acceder a información de sus usuarios



Nuevos documentos filtrados por el ex técnico de la CIA Edward Snowden al matutino británico revelaron que la compañía fundada por Bill Gates ayudó a la NSA para que las comunicaciones de los usuarios, a través de distintos servicios, fueran interceptadas, en el marco sistema de vigilancia PRISM.
Según el diario inglés, la colaboración incluyó al servicio de videollamadas Skype -adquirida por Microsoft en octubre de 2011-, del que las agencias estadounidenses recogieron audios y videos.
Además, la compañía del Silicon Valley ayudó a la NSA a eludir el sistema de encriptación que protege las conversaciones entre usuarios a través del sistema de mails Outlook, ex Hotmail.
Durante este año, Microsoft trabajó junto a la Oficina Federal de Investigación (FBI) y la NSA para facilitar el acceso indiscriminado a la información archivada a través del servicio SkyDrive, que cuenta con unos 250 millones de usuarios.
Snowden, el ex agente informático de la CIA que desde el 23 de junio permanece en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú, filtró a principios del mes pasado documentos que atestiguan la existencia de una serie de programas de espionaje de escala internacional -gestionados por Estados Unidos y Gran Bretaña- para interceptar llamadas telefónicas y comunicaciones online.
Por su masividad, entre esos programas se destaca PRISM, que le permite a agencias de inteligencia acceder a la información que millones de usuarios almacenan en los servidores de compañías como Google, Microsoft y Facebook, entre otras.
Las empresas que aparecieron en los documentos de Snowden negaron que sus sistemas contengan puertas traseras para facilitar el acceso a la información privada de sus servidores.
Según se desprende de los documentos, la compañía que dirige Steve Ballmer trabajó "durante muchos meses" con los servicios secretos para otorgar a PRISM acceso a SkyDrive sin autorización previa.
Esa capacidad de acceso "significa que los analistas ya no tendrán que hacer una petición especial al SSO (un departamento de la NSA) para ello", sostiene el documento.
En un comunicado remitido a The Guardian, Microsoft señaló hoy que toma su "compromiso con los clientes y el cumplimiento de la ley de un modo muy serio", por lo que sólo entrega información privada de los usuarios "en respuesta a procesos legales".
"Cuando actualizamos productos, en algunas circunstancias hay obligaciones legales que requieren que mantengamos la posibilidad de ofrecer información para cumplir la ley o en respuesta a peticiones por seguridad nacional", afirmaron desde la empresa.

domingo, 7 de julio de 2013

El agente de la CIA que sacude al espionaje mundial

La historia de Edward Joseph Snowden es la de un joven analista de inteligencia que decidió arriesgarlo todo para denunciar los abusos del espionaje masivo que realizan los servicios secretos de su país. La de un exempleado de la CIA que se asomó a las prácticas irregulares de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y decidió que el mundo debía conocerlas. La de un friki de la informática amante de la cultura japonesa que dejó atrás a su novia y una cómoda vida en Hawai para emprender un viaje peligroso e incierto.
Snowden ha desatado una tormenta mundial exponiendo la fragilidad de la privacidad de nuestras comunicaciones en la era digital, dejando al descubierto a los gigantes de Internet —Google, Facebook, Microsoft—, sacando los colores al presidente Obama, al premier británico Cameron, generando una crisis diplomática entre Ecuador y EE UU, y poniendo en guardia a los más potentes servicios secretos del mundo. Todo, con cuatro ordenadores portátiles, una llave USB y, en la mano, un cubo de Rubik.
Esta es la reconstrucción de la huida del hombre más buscado durante las últimas tres semanas.
Su periplo arranca en Hawai, en mayo, el día en que comunica a su superior en la compañía Booz Allen Hamilton, una de las más potentes organizaciones privadas de espionaje del mundo —muchas de ellas trabajan subcontratadas para los servicios de inteligencia nacionales de los países— que se tiene que ir durante dos semanas para tratar sus problemas de epilepsia.
A su novia Lindsay, con la que lleva cuatro años, le dice que tiene que ausentarse por unas semanas. Lindsay, una chica que practica la acrobacia, ha podido comprobar que, en los últimos meses, Snowden ha estado como ausente, y así lo reflejará en su blog. Pero tampoco tiene por qué extrañarse. Su chico trabaja en el sector de inteligencia.
El lunes 20 de mayo Edward Snowden toma un vuelo que cambiará su vida para siempre. Atrás deja su casa de Waipahu, West Oahu, Hawai. Hace cuatro meses que ha entrado en contacto con la documentalista y periodista independiente norteamericana Laura Poitras. Hace menos de un mes que ha empezado a escribirse, mediante comunicaciones encriptadas, con el bloguero norteamericano del diario británico The Guardian Glenn Greenwald. Una de las filtraciones más importantes de la historia de Estados Unidos se está gestando.
El avión en el que se embarca Snowden se dirige a Hong Kong.
“Hace bien eligiendo este destino”, cuenta por teléfono desde Hong Kong Heriberto Araújo, experto en cuestiones de ciberespionaje y autor del libro La silenciosa conquista china. “Es un territorio controlado por China, que no es país amigo de Estados Unidos, pero en el que las leyes funcionan, y de donde no iba a ser fácil sacarle”.

 
Snowden aterriza en la excolonia británica con una maleta negra y cuatro ordenadores portátiles. Se aloja en el Hotel The Mira, en Nathan Road, una ruidosa calle conocida por sus tiendas, en el distrito de Kowloon.
Durante dos semanas, según contará The Guardian, apenas sale de su habitación, que tiene vistas sobre el parque que da nombre al distrito. Pide que le suban la comida a su cuarto, decorado con un falso cocodrilo, en ese hotel de 250 euros la noche. Lleva poco equipaje consigo. El libro de memorias del expresidente de EE UU Dick Cheney, los ordenadores, algo de ropa y el cubo de Rubik.
Snowden se atrinchera. Coloca almohadas en la rendija de la puerta de la habitación para evitar escuchas. Mayo llega a su fin y se cita por fin con el bloguero de The Guardian Glenn Greenwald.
Las indicaciones que da, según relatará The New York Times, son las siguientes. Greenwald y sus dos acompañantes, la documentalista Laura Poitras y otro redactor de The Guardian, deben acudir a un hotel de Hong Konk y pedir en voz muy alta indicaciones sobre otra zona del hotel. Si todo va bien, en ese momento aparecerá un hombre con un cubo Rubik en la mano.
Greenwald se queda sorprendido. Esperaba encontrarse a un veterano espía. No a un joven de 29 años.
El viernes 7 de junio, los dos diarios con los que ha entrado en contacto, presentándose bajo el seudónimo de Verax, el estadounidense The Washington Post y el británico The Guardian, sueltan la bomba informativa: Estados Unidos ejerce un espionaje masivo recolectando información a través de Google, Facebook, Apple y Skype. La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) tiene acceso, mediante el programa Prisma, a los correos electrónicos, búsquedas de internet, archivos enviados y conversaciones online de cualquier ciudadano no estadounidense fuera de las fronteras de EE UU. El programa genera unos 2.000 informes al mes. Cerca de 77.000 expedientes se han nutrido de información personal de ciudadanos conectados a la red. Todo ello gracias a una ley aprobada por el expresidente George Bush Jr. y refrendada por Barack Obama.
Según saltan las primeras noticias, el presidente de EE UU decide comparecer para justificar estas prácticas. Se escuda en la lucha contra el terrorismo internacional. Pero la bomba informativa genera repercusiones en todo el mundo. Daniel Ellsberg, el protagonista de la célebre filtración de los Papeles del Pentágono, del año 1971, en que se ponía al descubierto la política del Pentágono en la guerra de Vietnam, califica la filtración de Snowden como la más importante en la historia de su país, al que renombra como United Stasi of America, en alusión al temido servicio secreto de la República Democrática Alemana. El domingo 9 de junio la imagen de Edward Joseph Snowden, grabada en video por la documentalista Laura Poitras, inunda las pantallas informativas de medio planeta. The Guardian cuelga en su web la entrevista que le hace el bloguero Glenn Greenwald en la habitación del hotel de Hong Kong.
“En buena conciencia”, declara Snowden en la entrevista, “no puedo permitir que el gobierno de EE UU destruya la intimidad, la libertad de Internet y las libertades fundamentales de las personas con esta máquina de vigilancia que está construyendo en secreto”.
Obama está contra las cuerdas. Snowden le ha puesto frente a la peor crisis de su presidencia. En Londres también empiezan a sonar las campanas. David Cameron se niega a confirmar o desmentir que el GCHQ, centro neurálgico de las escuchas de la inteligencia británica, haya utilizado el programa Prisma.
El lunes 10 de junio, en torno al mediodía, Snowden abandona la habitación de su hotel.
El Gobierno de los Estados Unidos anuncia que le perseguirá mientras 25.000 personas firman en Internet una petición a Obama para que le perdone. Y la reacción europea no tarda. Tres días más tarde, Vivianne Redding, vicepresidenta de la Comisión Europea, declara: “El concepto de seguridad nacional no significa que todo vale. Los Estados no tienen un derecho ilimitado de vigilancia secreta”. Quedan cuatro días para la cumbre del G-8 en Lough Erne, Irlanda del Norte, que se celebra el 17 de junio. Una cumbre que se verá marcada por el escándalo de las escuchas que realizó el gobierno anfitrión, el británico, en una anterior cumbre, la del G-20 en Londres, en el año 2009. Los documentos filtrados por Snowden siguen dando frutos.
Pocos días después entra en juego Wikileaks. La plataforma de filtraciones del australiano Julian Assange se muestra dispuesta a ayudar a Snowden.
Para ello, decide enviar a Hong Kong a un valor seguro: Sarah Harrison, la persona que desde hace más de dos años está permanentemente al lado de Assange, su asistente y mano derecha, mujer que ha ejercido labores de organización, periodismo de investigación y comunicación en la plataforma.
Harrison es quien más cerca ha estado del editor australiano en los últimos dos años y medio. Le ha acompañado mientras andaba huido en los días del Cablegate, durante su arresto domiciliario en la campiña británica y en su reclusión en la Embajada de Ecuador en Londres. Ahí es donde ha podido trabajar codo con codo con el juez Baltasar Garzón, abogado de Assange.
Sarah Harrison, además, sabe lo que es estar junto a un hombre perseguido por distintos servicios secretos. Sabe lo que es una persona batallando legalmente para impedir un proceso de extradición. Sabe manejar información secreta.
El ángel de la guarda de Julian Assange se dispone a viajar a Hong Kong para convertirse en ángel de la guarda de Edward Joseph Snowden.
“Tiene una experiencia muy amplia en una gran diversidad de campos”, explica en conversación telefónica desde Nueva York, Kristinn Hrafnsson, portavoz de Wikileaks, en alusión a la cualificación de Harrison. “Maneja bien los ángulos legales, entre otros, las cuestiones relativas a una extradición”.
Hrafnsson, recién regresado de Ecuador, cuenta que él se ha encargado personalmente de las gestiones en Islandia para intentar que el gobierno acoja al analista norteamericano. Decidió hacerlo poco después de escuchar las palabras de Snowden, que en el video de The Guardian, expresaba su deseo de recalar en el país nórdico.
El curtido periodista de investigación islandés declara que Wikileaks ya tiene un abogado para Snowden en territorio norteamericano, del que pronto se conocerá el nombre. Asegura que Garzón no ha aceptado hacerse cargo de su defensa por una cuestión de ángulos legales, no porque no crea en la causa de Snowden. Y señala lo que considera una gran paradoja en todo este asunto: “El departamento de Justicia estadounidense persigue al filtrador, acusándole de espionaje, cuando son ellos los que están espiando masivamente”.
Hrafnsson no da detalles del día de llegada de la asistente de Assange a Hong Kong. No quiere revelar ninguna información sobre los movimientos de Edward J. Snowden.
Sarah Harrison asiste a la reunión que el exanalista de la NSA mantiene, aún en Hong Kong, con un equipo de abogados. Valoran la situación. Snowden pide a todos los asistentes que guarden sus móviles en la nevera para evitar escuchas, según relatará The New York Times.
El jueves 20 de junio, desde Islandia, un colaborador de Wikileaks, el empresario islandés Olafur Sigurvinsson, asegura que tiene un avión preparado para traer al analista norteamericano a Islandia: tan solo queda la obtención del permiso del gobierno.
El Departamento de Estado de EE UU solicita a Hong Kong la extradición de Snowden, que el viernes 21 de junio acaba de cumplir 30 años. Dos días más tarde, el domingo 23 llega a manos del presidente de Ecuador, Rafael Correa, una carta de Snowden. No es una misiva larga.
En algo más de cuatro párrafos, solicita asilo en Ecuador por el riesgo de persecución de Estados Unidos debido a su decisión de hacer públicas graves violaciones por parte del Gobierno estadounidense. “Como resultado de mis opiniones políticas y del ejercicio de mi derecho a la libertad de expresión (...), el Gobierno de los Estados Unidos ha anunciado una investigación criminal en mi contra”.
En la carta busca un paralelismo con la filtración del Cablegate. “Mi caso es muy similar al del soldado Bradley Manning, que publicó información gubernamental a través de Wikileaks, revelando crímenes de guerra. Él fue arrestado y recibió tratos crueles”. Para terminar la comunicación, señala: “Es improbable que reciba un juicio justo, corriendo el riesgo de cadena perpetua y muerte”. Por eso, dice, pide asilo.
Ese mismo día, el vuelo nº 213 de la compañía rusa Aeroflot aterriza en la Terminal E del aeropuerto de Sheremiétevo, Moscú. Se supone que en él ha viajado el analista estadounidense acompañado por Sarah Harrison. La prensa espera en el aeropuerto. Se ven autos con placas diplomáticas. Pero Snowden no aparece. No hay rastro de él.
Julian Assange declara desde Londres que Snowden está bien y en “lugar seguro”. Algunas informaciones apuntan a que tiene reserva para viajar, rumbo a La Habana, al día siguiente, en el vuelo nº 150 de Aeroflot.
Falsa alarma. El lunes, el asiento 17A del vuelo nº150, en el que supuestamente iba a viajar, va vacío. En Sheremiétevo, no hay constancia de que el filtrador se encuentre realmente allí.
El martes 25, Vladímir Putin asegura que Snowden se encuentra en la zona de tránsito del aeropuerto, pero se niega a conceder su extradición. El presidente ruso confiesa que preferiría no ocuparse de casos como el de Snowden: “Es lo mismo que trasquilar a un cerdo: mucho chillido y poca lana”, declara.
Snowden se beneficia de los milagros del mundo moderno. Estando en Moscú, no está técnicamente en Rusia porque no cruza formalmente la frontera y no le sellan el pasaporte —que, por lo demás, Washington ya ha anulado—, lo que significa que la policía local no puede detenerle.
En la zona internacional de Sheremiétvo unos dicen que se aloja en el hotel Vozdushny Express (Expreso Aéreo) mientras otros aseguran que, al ver los precios (60 euros las 4 horas por una minihabitación con baño y ducha individual), se dio media vuelta y se fue. El presidente venezolano Nicolás Maduro se muestra dispuesto a recibirle.
“Esto es todo un juego de intereses; ni chinos, ni rusos le habrán dado cobertura gratis”, se aventura a pronosticar Daniel Sansó-Rubert, experto en inteligencia y seguridad que trabaja en un seminario organizado por la Universidad de Santiago y el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Cesedén). “Lógicamente, habrán intentado extraer de él toda la información posible. Estas cosas funcionan así, lo que pasa es que normalmente las cartas se intercambian debajo de la mesa”.
El viernes 28, Snowden parece atrapado en un callejón sin salida. Su pasaporte invalidado le impide entrar en territorio ruso. Ecuador dice que su país no puede otorgarle asilo si no se encuentra físicamente en territorio ecuatoriano —en la embajada, por ejemplo—. Barack Obama ha declarado el día anterior que no va a a movilizar aviones para detener a un hacker de 29 años, en un intento de que la crisis no afecte a sus relaciones con China y Rusia.
Mientras medio mundo se pregunta dónde está Snowden, su padre Lonnie concede una entrevista a la cadena NBC en la que asegura que su hijo estaría dispuesto a regresar a EE UU si le garantizan que permanecerá en libertad antes de que comience su juicio. No ha hablado con él, dice.
Edward J. Snowden está acusado de robo y apropiación de documentos propiedad del Gobierno de EEUU. “Ya se ha hecho un hueco en la historia junto a Daniel Ellsberg y Bradley Manning”, sintetiza Kritinn Hrafnsson desde Nueva York. “Hombres que lo arriesgaron todo y que actuaron con valor, siguiendo su conciencia”.
Son muchas las voces que en Estados Unidos se levantan contra lo que consideran una traición. Pero lo que parece claro es que, en el momento de realizar la filtración, Snowden es un tipo con una larga experiencia en el campo de la inteligencia militar que sabe lo que hace y a qué se expone. Tiene muy presente el ejemplo de Bradley Manning, el soldado que supuestamente filtró información secreta a Wikileaks. Le admira. Es algo que dirá a los periodistas de The Guardian. “Manning es el clásico filtrador. Lo que le inspiró fue el bien común”.

lunes, 1 de julio de 2013

Obama y Putin piden al FBI y al FSB buscar juntos una solución del ‘caso Snowden’



Los presidentes Barack Obama y Vladímir Putin pidieron a los jefes de la Oficina Federal de Investigación de EEUU (FBI) y el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB)  buscar conjuntamente una solución sobre ‘el caso Snowden’, comunicó hoy el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev.
El funcionario recordó que tanto Putin como Obama “se han pronunciado ya” sobre este ex técnico informático de 29 años, a quien la Justicia estadounidense imputa los delitos de espionaje, robo y transferencia no autorizada de propiedad gubernamental después de que revelara un programa secreto de vigilancia electrónica.
“No tienen soluciones que convengan a ambas partes, así que han pedido al director del FSB, Alexandr Bórtnikov, y al del FBI, Robert Mueller, que se mantengan en contacto permanente para encontrar variantes de solución”, dijo Pátrushev en una entrevista con la televisión Rossiya 24.
Señaló que “es una tarea bastante difícil porque deben hallar una solución acorde con las normas del derecho internacional”. “Hoy por hoy, no podemos afirmar que exista una fórmula preparada”, agregó.
El asesor de Putin para asuntos internacionales, Yuri Ushakov, precisó que Obama y Putin “no han tenido oportunidad ni motivo” para hablar por teléfono sobre Snowden. Al mismo tiempo, confirmó que el FBI y el FSB siguen en contacto en relación con este caso.
Edward Snowden permanece desde el 23 de junio en la zona internacional del aeropuerto Sheremetievo de Moscú, adonde llegó en un vuelo procedente de Hong Kong, inesperadamente para el Kremlin. La anulación de su pasaporte estadounidense y la ausencia de un papel que le acredite como refugiado impiden a Snowden trasladarse a otro país, por ejemplo, Ecuador donde solicitó asilo político.
Vladímir Putin comentó el 25 de junio que Rusia no puede enviar a Snowden a EEUU, por falta de un acuerdo de extradición entre ambos países, y expresó la confianza de que el asunto no tendrá ninguna repercusión en la relación de Moscú con Washington. También negó que los servicios secretos de Rusia estén trabajando con el autor de las filtraciones.
Por su parte, Barack Obama dijo el 27 de junio que no piensa levantar cazas para “interceptar a un hacker”. También dio a entender que en ningún momento quiso regatear con Moscú y Pekín sobre el ‘caso Snowden’
 
El extécnico de la CIA, Edward Snowden, puede quedarse en Rusia si deja de perjudicar a EEUU, declaró el presidente ruso, Vladímir Putin.
“Si prefiere irse y alguien le acepta, no tenemos nada en contra. Si quiere quedarse aquí lo puede hacer con una condición: debe renunciar a su actividad dirigida a perjudicar a nuestros socios estadounidenses”, recalcó Putin.
Putin añadió que es poco probable que Snowden que se proclama defensor de los derechos humanos y las libertades civiles reniegue sus ideales.
Putin señaló que no dispone de información sobre la posible salida de Snowden de Rusia con alguna de las delegaciones que participan en el Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) y sugirió dejar este asunto “en manos de profesionales”.
El presidente también reafirmó que Snowden nunca había colaborado con los servicios secretos rusos.
Mientras tanto, el diario estadounidense Los Angeles Times informó, citando una fuente en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, que Snowden solicitó asilo político a 15 países a través de los diplomáticos rusos. El periódico no precisa qué países figuran en la lista.
Una fuente del servicio ruso de Migración citada hoy por el diario The New York Times dijo que Snowden solicitó asilo político en Rusia. La fuente, que insistió en el anonimato, dijo que una activista de WikiLeaks, Sarah Harrison, entregó la petición de Snowden a la oficina consular de Rusia en la terminal F del aeropuerto Sheremetievo.
Un portavoz del Servicio Federal de Migración desmintió esta noche la solicitud de asilo por parte de Snowden. Sin embargo, el diplomático que estaba de guardia anoche en la oficina consular de Sheremetievo, Kim Shevchenko, confirmó haber recibido la petición de las manos de Sarah Harrison. “Lo comuniqué a mis jefes, después de lo cual vino un mensajero a por el paquete”, dijo.